Julie Lunghini, la propietaria, logra intuitivamente el difícil equlibrio entre romanticismo y diseño. Puro charme.
La terraza regala sus vistas al comedor gracias al cerramiento de cristal, tipo estudio, y toda la luz se multiplica con las paredes blancas y las sillas Victoria Ghost, de Kartell.
Detalles del salón ambientado en los 70 con piezas de diseño como la butaca Bulle, de Eero Aarnio, o la lámpara de Frank Gehry.
La cocina, de La Cornue, rescata el sabor de los antiguos hornos de gas y subraya su protagonismo con la elección del color Azul Verano sobre la gama de grises en muebles y paredes...
Aires románticos con la bañera exenta...
...y con los tonos violetas que tiñen el armario, la colcha o la banqueta.
Una acertada combinación que transmite sobriedad, belleza y aromas de lavanda.
Imágenes via Coté Maison
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